05 septiembre 2005

LABYRINTH "Freeman"

(Arise Records)

Nuevo lanzamiento de los italianos Labyrinth, séptimo en su más que respetable carrera que dura ya diez años desde que allá por el ’95 publicaran su E.P. “Piece of Time”. Una nueva colección de canciones que suponen una vuelta de tuerca más en la búsqueda del sonido propio, ese que no admita comparaciones con nadie. Y a fe que lo consiguen, incluso ya desde la misma portada, con ese maniquí de rodillas y esposado, que no da ni la más mínima pista sobre lo que el láser pueda descubrirnos. Grabado en Italia, pero masterizado en Alemania, el disco supone una colección de cortes de muy diferente signo, quizás dando salida a los deseos artísticos de los seis miembros de la banda. Desde el moderno sonido de la guitarra en “L.Y.A.F.H.”, con notables influencias del progresivo, Andrea Cantarelli, muestra un saber hacer digno de su larga experiencia a las seis cuerdas. “Deserter” ó “Dive in open water” son dos claros ejemplos de lo mismo. La primera con constantes cambios que te llevan a traves de todos los sonidos, intercalando lo duro y lo suave con una crudeza nerviosa. La segunda nos acerca al power metal, con Roberto Tiranti cantando muy bien. “Freeman” reincide sobre los bruscos cambios de estilo, mientras que “M3” resulta bastante comercial, con influencias del metal de los ochenta. “Face and Pay” nos muestra una poderosa base rítmica, que corre a cargo de Mattia Stanciolu (batería) y Cristiano Bertocchi (bajo), y una moderna y extravagante ambientación de teclados, a mitad de camino entre los setenta y “Odisea en el espacio”, a cargo de Andrea De Paoli. La balada, y quizás el mejor tema del disco, se titula “Malcolm Grey” y es una excelente exposición de melodías que, interpretadas por la voz, la guitarra o el piano, dejan patente la capacidad de estos italianos para conmover. Los últimos tres cortes, “Nothing new”, “Infields” y “Meanings”, ahondan en lo anteriormente expuesto, o sea, cualquier camino es bueno siempre que no haya sido explorado antes. Quizás peque de falta de consistencia, de homogeneidad, que la puede haber incluso buscando la variedad y la sorpresa. En ocasiones parece que las canciones sean de distintas bandas, llegando a no parecerse... ¡ni a sí mismos!. En cualquier caso, si escuchas a estos locos que están a mitad de camino entre el Rock Progresivo y el abismo, lograrán sacarte de la rutina.
Carlos Treviño Cobo